América Latina y El Caribe es la región con mayores desigualdades en la distribución de la riqueza. Las chavas, chica, joven o como nos queremos denominar, representamos la mayor parte de la población total, por ser jóvenes y por ser mujeres se nos condena a vivir en mayor desigualdad. Nuestra generación ha tenido más avances gracias a las luchas de otras mujeres que reivinidicaron nuestra dignidad y nuestra autonomía.

Sin embargo en esta generación nos enfrentamos a problemáticas contradictorias: un avance tecnológico y globalizado no ha significado mejores condiciones para nosotras. Día a día luchamos por mejorar nuestras condiciones y ejercer nuestros derechos.

Hoy:

Seguimos luchando porque nuestros no se nos desplace por ser mujeres, o se nos exija trabajo doméstico o mayores responsabilidades distribuidas de manera inequitativa y equívoca.

Trabajamos porque en nuestras comunidades, pueblos o ciudades no seamos agredidas, acosadas o traficadas sexualmente. Porque las que vivimos en fronteras no seamos objeto del feminicidio. Porque en los conflictos armados nuestros cuerpos no sean utilizados como botín de guerra.

Nos movilizamos para acceder a una educación laica, para que no seamos expulsadas de las escuelas por estar embarazadas. Por el derecho a decidir y que se nos respete por ello. Por el derecho a tener un empleo pagado equitativamente donde no exista acoso laboral y que no seamos mano de obra barata en las maquilas u otro empleo formal por el hecho de ser mujer o joven.

Exigimos que nuestros cuerpos no sean objetos de consumo y que no se nos encasille en estereotipos sexistas donde las alternativas se reducen a seguir las modas infundadas como la anorexia, bulimia, la depresión, inconformidad con nuestro propio cuerpo, contradiciendo a quiene no tienen garantizada una alimentación mínimamente respetables en las zonas más pobres y marginadas de la región.

Buscamos se nos reconozca como jóvenes, no sólo como niñas, madres o hijas sino como MUJERES JÓVENES; heterosexuales, lesbianas, bisexuales, transexuales, caucásicas, afrodescendientes, indígenas, desde nuestras diversidades, esencialmente ciudadanas todas NOSOTRAS.

Generamos acciones para que en los medios de comunicación no se sigan reproduciendo estereotipos e imaginarios sobre nosotras, ni sobre ninguna mujer.

Nos unimos para estar, aparecer y ser parte de la realidad que construimos entre todas las personas. Por mi voz y por nuestras voces.

Así en el marco del 8 de marzo , hacemos un llamado a todas las personas y los gobiernos que nos representan:

  • A construir relaciones equitativas, solidarias, que rompan el poder machista, adultista, lesbofóbico, racista y patriarcal que reproducimos en la familia, en las escuelas, en los medios de comunicación y en todas las comunidades.

  • A visibilizar las particularidades y a reconocer la diversidad que las distintas mujeres jóvenes enfrentamos en la región por nuestra condición indígena, afrodescendiente, preferencia sexual, entre otras.

  • A que los gobiernos nos reconozcan como actoras sociales, desde lo estratégico y político y no dentro de un ajeno conglomerado de mujeres y jóvenes.

  • A diseñar e implementar políticas, acciones y programas que generen condiciones donde se mejoren las situaciones de desigualdad e injusticia social que vivimos.

  • A cosntruir pactos de respeto y solidaridad entre personas donde las relaciones con el medio ambiente se construyan de forma equitativa y no violenta.

  • A respetar y hacer valer el ejercicio de mi autonomía sexual y reproductiva, que los gobiernos destinen recursos y programas amigables a mi edad para poder de los avances científicos y la información oportuna sobre mi cuerpo y mi sexualidad.

Porque todas somos una, porque no llamamos María, Sofía, Nilda, Yunuén, Marianela, Silvia, Claudia, Marinana, Lucía, Paula, Cecilia, Silvana, Elena, Camila, Klara, Salomé, Lorena y vivimos en Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, México, Paraguay, Perú, Uruguay, Venezuela, etc. Todas en América Latina.


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